sábado, 4 de abril de 2009

Sylvia Beach y Adrienne Monnier, las libreras parisinas más comprometidas


Se convirtieron en importantes promotoras de la literatura en el París de los años 30, algo que casi les condujo a la ruina. Financiaron numerosas revistas de vanguardia y, gracias a su apoyo económico, el escritor James Joyce pudo sacar adelante el "Ulises", su obra más representativa


PRIMERO PRESTABAN LOS LIBROS Y, SI EL LECTOR QUEDABA CONFORME, se los vendían. Además, habían leído y podían recomendar todos los textos de los estantes. Eran Sylvia Beach y Adrienne Monnier, las libreras que hicieron por unir Francia, Estados Unidos, Irlanda e Inglaterra más que cuatro embajadores juntos. Las llamaban "embajadoras de las letras" y vivieron en París en los años de su esplendor, cuando era la meca de los escritores que llegaban de diferentes países buscando un medio cultural y un espacio permisivo.
Ambas mujeres se conocieron en París, aunque Sylvia había nacido en Baltimore. Su padre era pastor de la Iglesia Presbiteriana y la familia, muy mal avenida; no era un buen refugio para la muchacha. La madre, en cambio, amaba la literatura, viajaba permanentemente a Europa para alejarse de su esposo y recomendaba a sus hijas que no tuvieran contacto con hombres. Así, el carácter de Sylvia fue producto de la lucha de valores de sus padres: de su madre tomaría la idea de que debía pelear por su propia satisfacción y la necesidad de apoyar las artes y, de su padre, la entereza para tomarse cada aventura como si fuese una cruzada personal. Este carácter la llevó a colaborar en Serbia can la Cruz Roja durante la I Guerra Mundial y a convertirse en librera sin conocer el oficio.
Allí Sylvia conoció a Adrienne Monnier, cinco años menor, pero mucho más culta y cono-
cedora del medio. Ambas tienen librerías, una enfrente de la otra; en la Rue de l'Odéon, en la Rive Gauche, la célebre margen izquierda del Sena, poblada por intelectuales y bohemios que, entre 1921 y 1937, fue La "Rive Gauche", en París, fue el refugio de la experimentación literaria. La librería de Sylvia sería la mítica "Shakespeare & Co", la de Adrienne se llamaba "La casa de los amigos del libro".
Eran espacios de encuentro donde los jóvenes artistas de diferentes países podían sentarse a leer un libro, debatir sus estéticas y trabar amistad; allí, las mujeres de la época -cansadas de la cultura masculina-, encontraban también un lugar donde reunirse. Informales, generosas e inteligentes, las dos libreras fueron un eje en el movimiento literario de la época.
Lo que comenzó como una colaboración amistosa se convirtió en amor, y se fueron a vivir juntas. Eran complementarias pero muy diferentes. Sylvia era intuitiva y Adrienne práctica; la primera representaba el mundo anglosajón, la segunda el francés. A veces financiaban revistas de vanguardia, y no se debe pensar en ellas como simples mediadoras de la cultura sino como auténticas promotoras. Y fue esta generosidad la que casi las llevó a la ruina.
Todos conocemos el nombre de James Joyce, pero es posible que no hubiera llegado hasta nosotros su obra si no hubiera sido por el esfuerzo de estas dos mujeres.. Sylvia editó el "Ulises", que entonces nadie quería, y adelantó dinero a Joyce durante casi 10 años.
Cuando se hizo famoso, dio su obra a otro editor y colocó en apuros económicos a quienes lo habían lanzada con tanto desinterés. Al llegar la guerra, un oficial nazi quiso comprar el único volumen que Sylvia tenía de un libro de Joyce y, ante su negativa, las amenazó con requisarles los libros, hecho que las obligó a esconderlos. Luego Sylvia estaría presa dos años en un campo de concentración. La larga relación que mantenían se deshizo y, tras una penosa enfermedad, Adrienne Monnier se suicidó en 1955. En cambio Sylvia viviría hasta 1962.

Clara Obligado
http://www.mhmujer.com/
Mujer de Hoy
22/28 septiembre 2001
p.55
ISSN 1.576-6047


¿QUÉ PASABA ENTONCES?-La “Rive Gauche”, en Paris, fue, antes de la II Guerra Mundial, un lugar legendario donde convergían artistas de las más diversas nacionalidades. Muchas mujeres, disconformes con el sistema patriarcal, buscaban un espacio donde expresarse.
- Muchos escritores americanos vivieron durante estos años en París, no sólo por la libertad de costumbres y actividad artística, sino también porque se podía vivir con menos dinero.

Si te interesa, puedes leer:
"Mujeres de la Rive Gauche, París 1900-1940", de Shari Benstock. Editorial Lumen. Barcelona.
Ver:
"Paris era mujer"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

anta tu página, ¡felicidades!

Anónimo dijo...

me encanta tu página (eso es lo que decía...)